
Francisco Ugarte
No son pocas las diferencias entre una región y otra de España, a consecuencia de la variedad de pueblos que forman parte de sus orígenes . Por eso resulta difícil plantear un estereotipo del pueblo español. Un campesino andaluz tiene costumbres muy distintas a las de un campesino gallego, por ejemplo. Sin embargo, algunas particularidades del español, por ser más marcadas, forman parte de sus características típicas.
El español es individualista, casi anarquista. Es también expresivo: expresa sus sentimientos y opiniones de forma pasional y espontánea. No es hipócrita. No se calla cuando no está de acuerdo. Es al mismo tiempo contradictorio: duro y humano; resignado y rebelde; emotivo y práctico.
Respecto a su vida diaria, se dice que el español aprecia cosas sencillas como la conversación entre amigos, sentarse al aire libre en la terraza de un café y ver pasar a la gente.
De un modo general, el español tiene un concepto muy elevado de la dignidad personal y un patriotismo racional, pues reconoce públicamente los defectos y debilidades de su patria. Tiene, además, un sentido filosófico muy acentuado. Cuentan de una extranjera que buscaba un edificio en Madrid y, al pedir información, un madrileño le explicó cómo llegar, pero le advirtió: «Y si usted no encuentra ese sitio que busca, no pasa nada»: no se deben tomar en serio las pequeñas contrariedades de la vida.
En Nuevo Expansión. Henrique Romanos y Jacira Paes. São Paulo: FTD, 2010, p. 26-27.
Debe estar conectado para enviar un comentario.